Skip to main content

A partir de los 40 años, el cuerpo femenino atraviesa una etapa de importantes transformaciones fisiológicas y hormonales. Estos cambios influyen directamente en el metabolismo, la composición corporal, el estado de ánimo y, por supuesto, en las necesidades nutricionales. Comprender lo que ocurre y adaptar la alimentación de forma estratégica no solo previene enfermedades, sino que potencia fuerza, vitalidad y calidad de vida.

Cambios hormonales: el inicio de la transición

A esta edad comienza la perimenopausia, un proceso donde los niveles de estrógeno y progesterona fluctúan de forma significativa. Aunque no siempre hay síntomas marcados, las siguientes adaptaciones son frecuentes:

  • Aumento de grasa visceral abdominal
  • Disminución de masa muscular (sarcopenia)
  • Cambios en el estado de ánimo y el sueño
  • Mayor riesgo de resistencia a la insulina
  • Pérdida progresiva de densidad ósea

Santoro et al. (2021) describen esta etapa como un proceso metabólicamente activo que requiere ajustes específicos en el estilo de vida y la nutrición.

Composición corporal y metabolismo: ¿por qué cambia el cuerpo?

Con el paso de los años, disminuye la masa muscular y también el gasto energético basal (TMB). Esto significa que incluso manteniendo los mismos hábitos, muchas mujeres tienden a ganar peso.

Lovejoy et al. (2008) demostraron que las mujeres entre los 40 y 60 años ganan, en promedio, entre 0,5 y 1 kg por año, principalmente debido a pérdida de músculo y redistribución de grasa.

Recomendación práctica: evitar dietas restrictivas y enfocarse en preservar masa magra mediante entrenamiento de fuerza y una dieta adecuada en proteínas.

Proteínas: tu mejor aliada.

El estímulo para activar la síntesis de masa muscular aumenta con la edad. Por eso, las recomendaciones actuales para mujeres en esta etapa apuntan a:

  • 1,2–1,6 g de proteína/kg de peso/día.
  • Distribuir en 3–4 comidas con 25–30 g de proteína por ingesta.

Phillips et al. (2016) remarcan que la distribución proteica y el entrenamiento de fuerza son claves para frenar la pérdida de músculo.

Salud ósea: claves para protegerla.

Con la caída de los estrógenos, aumenta el riesgo de osteopenia y osteoporosis. ¿Cómo prevenirlo?

  • Calcio: 1.000–1.200 mg/día
  • Vitamina D: exposición solar + suplementación si es necesario
  • Proteína + colágeno + vitamina C: esenciales para sostener la matriz ósea

Bonjour et al. (2013) encontraron que una dieta rica en proteínas, calcio y vitamina D, sumada a ejercicio con carga, mejora significativamente la salud ósea.

Carbohidratos e insulina: ajustar sin eliminar.

Muchas mujeres después de los 40 desarrollan una menor sensibilidad a la insulina, lo cual no implica eliminar carbohidratos, sino ser estratégicas:

  •  Priorizar cereales integrales y legumbres
  •  Distribuir los hidratos a lo largo del día
  •  Limitar los ultraprocesados con harinas refinadas

Incluir frutas enteras, avena, quinoa, lentejas y semillas es clave para mantener el equilibrio glucémico.

Micronutrientes que no pueden faltar.

Además de calcio y vitamina D, estas son las vitaminas y minerales más relevantes:

  • Magnesio: sueño, relajación y metabolismo energético
  • Zinc y selenio: función inmune y antioxidante
  • Hierro: importante si hay sangrados abundantes o se sigue una dieta vegetariana

Siempre se recomienda evaluar con un profesional antes de suplementar.

Hábitos prácticos para esta etapa.

✔️ Proteínas en todas las comidas
✔️ Aumentar fibra y vegetales de todos los colores
✔️ Hidratarse bien (mínimo 2 litros/día)
✔️ Disminuir azúcar, frituras y ultraprocesados
✔️ Priorizar el descanso y la salud emocional
✔️ Ejercicio de fuerza + movilidad + cardio moderado

Conclusión

A partir de los 40, la nutrición debe ser más inteligente, personalizada y preventiva. No se trata solo de controlar el peso, sino de cuidar la masa muscular, la salud ósea, la energía diaria y el equilibrio hormonal.

Una alimentación adecuada puede marcar la diferencia entre envejecer pasivamente o vivir con fuerza, foco y vitalidad.

Referencias

  • Santoro N, et al. (2021). Endocrinology and Metabolism Clinics.
  • Lovejoy JC, et al. (2008). Body Composition and Energy Expenditure in Midlife Women.
  • Phillips SM, et al. (2016). Protein requirements and resistance training in older adults.
  • Bonjour J-P, et al. (2013). Nutritional aspects of bone health.
  • Leidy HJ, et al. (2015). Protein in weight management and metabolic health.

Dejar un comentario

oferta ruy